Cambios de temperatura, viento, calefacciones, frío, entre otros… se empieza a notar en pleno otoño y con ello la llegada del invierno.
Nuestra primera capa: la piel del rostro es quien más lo resiente, por ello es importante ¨prepararla¨ de la mejor forma posible para que nuestro rostro no se vea agredido por todos éstos factores.
Pieles sensibles se vuelven más sensibles, rojas, agrietadas, tirantes, deshidratadas, todo se ve exacerbado; coincide que baja la ingesta de agua y aumenta la ingesta de café, té o líquidos calientes.
Con todo esto, ¿qué podemos hacer?
Clave no descuidar la ingesta de agua, mínimo de 1,5 a 2 lts. Diarios!, realizar ejercicio físico ya que se ve reflejado directamente en nuestra calidad de piel y en su rutina de cuidado diario no descuidar la limpieza siempre AM y PM (independiente si se maquillan o no), usar un buen hidratante (dependiendo de su tipo de rostro: pieles más mixtas-grasas en formato gel o más acuoso, en cambio pieles más secas pueden usar un producto que sea un poco más denso), agua termal también anda super bien en esta época ya que calma bastante la piel y bloqueador solar TODOS los días que sea factor 50. Eviten limpiar su piel con agua muy caliente o muy fría (agrede más la piel). En la rutina de noche pueden usar un aceite facial para nutrir el rostro (ojo pieles grasas o con tendencia a pústulas no abusar de los aceites faciales, fijarse que sean toque seco o sino masajearlos con algún rodillo facial y después retirarlo del rostro) junto con alguna mascarilla facial para mimar nuestra piel.
En el cuerpo les recomiendo el uso de mantecas corporales o algún aceite de toque seco, así hidratan y protegen.
La piel de nuestros labios también se ve afectada con los cambios bruscos de temperaturas o fríos intensos, acá les recomiendo exfoliarlos de vez en cuando y usar todos los días un reparador de labios.
En gabinete recomiendo shot de hidratación facial, limpiezas faciales enfocadas en hidratar y calmar la piel.